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lunes, 4 de febrero de 2019

Capítulo III


 Después de la muerte de mis padres yo pase a vivir con mis tíos, ellos se hicieron cargo de mi y se convirtieron en mis segundos padres. A los 4 meses después de su muerte nos mudamos, mi tío iría a trabajar a otro departamento, fue trasladado a Choluteca así que tuve que alejarme de Andrés, ¡yo no quería!, habíamos compartido tanto tiempo juntos que para mí el estaba adherido a mi respirar.

Recuerdo esa despedida, fue muy triste ambos lloramos, pero decidimos que seguiríamos en contacto y con nuestra relación aun estando lejos. Diciendo que la distancia no importaría.

Creo que ahí radico la equivocación, pensar que ni el tiempo o distancia importaría.

Entonces antes de irme me dijo:

-amor yo no quiero alejarme de ti no quiero que te vayas pero ambos sabemos que esto es inevitable, mi amor por ti no cambiara yo esperare todo el tiempo que sea necesario, si te tengo que esperar una vida entera estoy dispuesto a hacerlo. Sé que algún día regresaras y todo estará bien.

 <<Pero nada de eso  como sucedió lo esperamos, la distancia y el tiempo afecto bastante>>
Con los días se hacía cada vez más difícil comunicarnos. Todo se complico.

Comenzó la indiferencia, yo lo llamaba y el ya no me contestaba a veces ni siquiera me regresaba la llamada, ya no me enviaba mensajes, ya no contestaba los míos.

Rompíamos, volvíamos… era toda una rutina, pero aun así el y yo seguíamos en el absurdo juego.

A veces lo llamaba y el contestaba diciéndome: <<amor permíteme un momento, yo ya te voy a llamar>> y colgaba, yo esperaba y esperaba… a veces era de noche y me quedaba despierta esperando su llamada, no quería dormirme sin decirle buenas noches, se hacía cada vez mas tarde y el sueño me dominaba pero aun así no me dormía, tenía que esperar su llamada quería esperar, solo para escuchar su voz, esa voz que durante días no había escuchado, esperaba tanto pero él nunca llamaba; así que terminaba quedándome dormida en el sofá.

Al siguiente día al despertar veía inmediatamente el teléfono esperando encontrar un mensaje suyo que dijera que lo sentía. Que al menos explicara que algo importante había pasado y le había sido imposible llamar, pero no era así, ¡no había nada!

Y así sucedía siempre, la historia de todos los días, creo que al final me termine acostumbrando a todo aquello, es que realmente lo amaba.

A veces lloraba cuando amanecía esperando una llamada que nunca llegaba, a veces me decía a mi misma: <<Cuando te importe Andrés, cuando yo te importe>>

Quizá yo también fui culpable de todo aquello ya que nunca le reclame ni exigí nada, pero entendía que el amor no se impone.

Las personas suelen hacer cosas y sin darse cuenta inocentemente lastiman a las personas que los quieren. Andrés, no hacia las cosas a propósito si no que dejo de darle la importancia de antes, se ponía a hacer otras cosas y luego olvidaba que yo estaba ahí esperando, simplemente lo olvidaba.

Andrés me amaba pero deje de importarle y cada vez era menor el tiempo que me dedicaba, pero yo seguía ahí en silencio, sin que todo aquello me importara cada vez se hacía más constante él: <<Amor estoy ocupado>>.
Pero pasara lo que pasara, yo siempre seguía ahí…

Así como estaba todo no era extraño que un día termináramos ya que nada funcionaba y cada quien siguió con su vida.

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