English French German Spain Italian Dutch Russian Portuguese Japanese Korean Arabic Chinese Simplified

lunes, 4 de febrero de 2019

Capítulo IV


Yo tuve que trabajar para ayudar a mis tíos con los gastos de la casa, no era justo que ellos hicieran tantos sacrificios solos.
Además teníamos muchos apuros económicos.
Paso el tiempo. Después de 2 años regrese a La Ceiba Aby me había conseguido un trabajo donde pagaban bien, ya era mayor de edad y debía aprender a valerme por mi misma mis tíos no estarían siempre ahí, aproveche la oportunidad y me fui.

Pase a vivir algún tiempo en la casa de Aby y sus padres, hasta que conseguí un lugar donde vivir.

Aby y sus padres siempre se portaron bien conmigo. Me tenían mucho aprecio.
Los conocía de siempre desde que podía recordar. Ella era mi mejor amiga.
Ellos eran de Paraguay y al tiempo regresaron a su país. A pesar de eso no perdí comunicación con ella.

La Ceiba era una ciudad pequeña, solo era cuestión de tiempo para que Andrés y yo nos encontráramos.

Después de algunos meses, sucedió, nos volvimos a ver.
Retomamos la comunicación y al cabo de poco tiempo regresamos a estar juntos.

Las cosas no sucedieron como imaginábamos. Nos amábamos pero no podíamos mantenernos de forma estable.
Discutíamos casi diariamente por cualquier tontería. Terminábamos volvíamos. Nos introducimos a ese juego de estar y no estar.
Aunque nos peleáramos, siempre regresábamos porque nos amábamos y ninguno podía estar separado del otro por mucho tiempo.

Nos habíamos acostumbrado a aquella extraña relación. Éramos tan inconstantes. Creo que todo era más un capricho por parte de ambos.
El tiempo y amistades había convertido a Andrés en un egoísta, arrogante e interesado.

Yo no tenía dinero, lo que ganaba a penas me alcanzaba para suplir mis gastos. Y eran pocos.
Mientras que el derrochaba todo lo que sus padres le daban. También  era hijo único, no tenia responsabilidades, sus padres tenían negocios bien plantados nada le preocupaba. Ya le habían construido un futuro.
En cambio yo, tenía que arreglármelas sola para sobrevivir.
Quizá por eso valoraba un poco más las cosas. A mí me costaban.

Andrés actuaba siempre como un niño, ante cualquier situación de su alrrededor. Nada le importaba, solo el mismo. Era tan egocéntrico.

Me gritaba. Me dejaba cada vez que se le antojaba; para luego andar con tantas mujeres quería.
Y solo sabía decir luego Perdóname; yo te amo.
Era la historia de siempre.

Y me lastimaba siempre con esa actitud, yo lo perdonaba siempre. Pasara lo que pasara hiciera lo que hiciera, yo siempre estaba ahí.
Pasaron dos años Andrés se volvió tan materialista. No cambio de actitud. Empeoro.

Un día le dije:
-Andrés, cuando dejaremos esta situación. Siempre es lo mismo. Yo te amo. Pero me gustaría tanto dejar este juego.
-Si amor te entiendo, yo también quiero dejar esto. Y sé que la mayor parte es mi culpa. Yo soy siempre el del problema.
<<Después de unos minutos en silencio el dijo>>

-Mira mi amor, yo no juro... pero te PROMETO que no te voy a volver a dejar y si eso pasa te JURO que a nadie voy a amar como a ti.

Y desde ese día todo cambio, las cosas mejoraron, ya no habían discusiones, comenzó a preocuparse más por mí. Todo era mejor.

Trabaje duro, alquile un apartamento mas grande, fui comprando mis cosas, ya tenía todo para vivir cómodamente.
Los días difíciles habían pasado. Con mucho esfuerzo y sacrificio los supere.

No hay comentarios:

Publicar un comentario